El italiana Stefano Boeri nos muestra en este post su proyecto para levantar un edificio con 36 plantas, distribuidas en 117 metros de altura, en el distrito Chavannes-Près-Renens de la ciudad suiza de Lausana. La torre de uso mixto contiene en su mayor parte apartamentos, además de oficinas, un gimnasio y un restaurante panorámico coronando el conjunto. Cubierta con 100 cedros, 6.000 arbustos y 18.000 plantas, la construcción toma el nombre de este árbol de hoja perenne. Entre las terrazas salientes y los paneles de hormigón, la vegetación se inserta para ayudar a atrapar las partículas de polvo, absorber el dióxido de carbono y producir oxígeno, mejorando la calidad del aire.
En el centro de Milán, junto a la torre Unicredit del arquitecto argentino César Pelli, se alzan dos reascacielos residenciales —de 112 y 80 metros de altura, con 73 y 40 apartamentos, respectivamente— en cuyas fachadas crecen más de mil especies vegetales diferentes. El proyecto ‘Bosco verticale’ del estudio Boeri, que comenzó a construirse en 2008, está concebido como un experimento arquitectónico y botánico y definido por el concepto de reforestación metropolitana. Balcones escalonados de hormigón contienen árboles, arbustos y enredaderas, entre otros tipos de plantas, con el fin de generar microclimas para las viviendas. La vegetación reduce el consumo de energía al regular la entrada de luz, y, a su vez, actúa como barrera protectora de la contaminación acústica y partículas de polvo. Mientras que los paneles fotovoltaicos contribuyen a la autosuficiencia del complejo, las aguas grises se reutilizan para el riego.
Fuente: Raúl Sanchez - Mediterrazas
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